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Irene Campos

12/06/14

Diseñan biofertilizantes específicos para patatas

El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro del CSIC) está finalizando un proyecto que tiene como objetivo desarrollar biofertilizantes específicos para el cultivo de la patata, de manera que se pueda reducir la fertilización química tradicional y, por lo tanto, la contaminación del medio ambiente. La idea es utilizar microorganismos endófitos, es decir, del interior de la propia planta, para mejorar su producción.

“La patata es muy dependiente del nitrógeno, que se le suministra por fertilización química, pero en la actualidad se promueve un uso más sostenible de los recursos, así que los microorganismos pueden ser una solución para evitar la contaminación de acuíferos y del medio ambiente en general”, señala en declaraciones a DiCYT Álvaro Peix, investigador del IRNASA.

El proyecto es pionero porque hay muy pocos estudios sobre bacterias endófitas de patata. Generalmente, los científicos se dedican a estudiar más los microorganismos patógenos que influyen las enfermedades de las patatas, como bacterias y hongos, para tratar de combatirlos. Sin embargo, también hay microorganismos beneficiosos para el cultivo. “Lo que hacemos es aislar bacterias endófitas de patata en suelos de Castilla y León para estudiar su posible efecto bioprotector y bioestimulante en la producción integrada”, comenta el especialista.

Al realizar un análisis de la diversidad de estos microorganismos y caracterizar las poblaciones endófitas que promueven el crecimiento y la producción vegetal, los investigadores están en condiciones de elegir cuáles son los más adecuados para su inoculación en patata de media estación y tardía, que es el objetivo concreto de este proyecto financiado por la Junta de Castilla y León desde 2012 y que culminará próximamente después de tres años de trabajo.

El resultado va a ser el diseño de “fertilizantes a la carta” basados en microorganismos que sean lo más eficaces posible para mejorar la producción, teniendo que tienen que competir con otras formas de vida del suelo y del interior de las plantas. “Las bacterias endófitas tienen la ventaja de que colonizan el interior de los tejidos de las plantas y permanecen en ellos, de manera que pueden ejercer su efecto de una manera más directa sin competir con otros microorganismos del suelo”, indica Álvaro Peix. Hallar bacterias específicas de este cultivo es fundamental, porque se adaptan mejor y, de hecho, se han encontrado algunas bacterias idénticas en cultivos de patatas muy distantes geográficamente.

Colección de bacterias endófitas

Los científicos del IRNASA ya tienen una importante colección de bacterias endófitas aisladas en las que han caracterizado sus mecanismos de promoción del crecimiento vegetal in vitro. En la actualidad, ya dentro de la última fase del proceso, realizan ensayos de campo con algunas de las cepas seleccionadas para “ver cuáles pueden comportarse mejor y ser candidatas a la formulación de biofertilizantes.

Los productos que salgan al mercado como resultado de esta línea de investigación estarán basados únicamente en estos microorganismos, sin otros componentes químicos, lo que se ajusta mejor a las nuevas exigencias legislativas en Europa, que tratan de reducir la contaminación del entorno que provoca la agricultura, ya que muchos productos químicos acaban contaminando suelos y aguas.

Además, la patata es un cultivo de gran importancia en Castilla y León, que junto con Andalucía es la comunidad autónoma con más producción de España. El mercado internacional de este producto es muy competitivo y sufre grandes fluctuaciones. Por eso, la Junta elaboró en su día un Plan Estratégico de la Patata que se propone ayudar a la competitividad de la patata regional a través de la mejora de su calidad, entre otras cosas, a través de la investigación biotecnológica.