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Desarrollo de un producto manipulable con efecto calmante para reducir el estrés en transición y mejorar su bienestar

CTA - 01 Feb, 2021

Código DRU: TRF2020GA0001

Localización de la actividad:

ZARAGOZA

Entidad:  ESMEDAGRO, S.L.

La fase de transición en producción porcina está considerada una de las más críticas en la vida productiva de los cerdos. Comienza alrededor de los 28 días de edad y se prolonga entre 6 y 8 semanas más, hasta alcanzar los lechones unos 20 kilos de peso, aproximadamente. La principal razón es que al separar a los lechones de su madre, éstos deben acostumbrarse a comer exclusivamente pienso sólido y a termorregularse por sí mismos, además de compartir espacio con muchos otros animales. Este cambio drástico, conocido como destete, suele provocar un estrés considerable en los animales, que repercute directamente en diversos comportamientos y situaciones de riesgo de los animales en esa etapa.

Por un lado, los animales se tienen que acostumbrar a comer el pienso, acción que supone más esfuerzo a los lechones más débiles o que les cueste más esta adaptación, lo que puede reducir el consumo, agravar el debilitamiento y causar que sean más propensos a sufrir infecciones. Estos factores pueden suponer un lastre en el crecimiento de los animales y, por consiguiente, también son una limitación para los beneficios y la rentabilidad de las explotaciones.

Por otro lado, el estrés en la fase de transición se puede manifestar en comportamientos anómalos, no sólo la conocida caudofagia, sino también mordedura de orejas y en definitiva episodios de nerviosismo y agresividad que desembocan en animales susceptibles de padecer diversas patologías y con peores índices productivos (incidencia en peor consumo, peor aprovechamiento del alimento y en definitiva peores rendimientos). Además, estas agresiones se dan especialmente en los animales más débiles, de menor tamaño o en enfermos o lesionados, especialmente si tienen heridas sangrantes o muestran una gran apatía. En el mejor de los casos, los animales pueden sobrevivir con estas lesiones hasta el final de su vida productiva, pero esto al sacrificio se traduce en canales depreciadas, decomisos totales o parciales, y en definitiva, pérdida de rentabilidad de la producción.

Para estos problemas de comportamientos anómalos y nerviosismo que ocurren en esta fase crítica, se han desarrollado previamente estudios que han profundizado principalmente en medidas preventivas que pudieran minimizar este problema, y como tal, disminuir los efectos que tienen en la producción y rendimiento de los lechones. Pero hasta la fecha no se ha podido establecer una estrategia que pueda garantizar su desaparición, sólo ciertas medidas que pueden mitigar el efecto mostrado.

Desde Esmedagro se propone, no diseñar medidas preventivas, sino estudiar la causa u origen principal de este problema para poder establecer estrategias que realmente sean efectivas. Analizando el problema en los últimos años, se ha observado que además de los factores antes mencionados que producen estrés (separación de la madre, adaptación al pienso y nuevos compañeros), hay un factor que no se había tenido en cuenta hasta la fecha y que puede ser determinante para el estrés del lechón y los comportamientos mostrados.