Influencia de la frecuencia de la limpieza de fosa en el bienestar animal del porcino de cebo
Código DRU: TRF2022GA0024
Entidad / Contacto: A.D.S. Nº 2 COMARCAL PORCINO en Ejea de Los Caballeros / PEDRO ÁNGEL SANZ
Localización de la actividad: EJEA DE LOS CABALLEROS
El purín es considerado como una mezcla de heces, orina, cama (si la hay), agua de limpieza, restos de animales (pelos, etc…) y agua de lluvia especialmente en casos de fosas abiertas. Su composición es muy variable y depende de muchos factores como son la especie ganadera de la explotación, régimen de explotación (intensivo, cama de paja, cama de arena, etc….), tipo de alimentación, composición de la alimentación, gestión del agua, tipo de bebederos... Por todo ello es muy difícil indicar una composición tipo que pueda agrupar como un “todo” a los purines.
De todas formas, los principales elementos que definen al purín son el Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K), ya que su uso como sustitutivo de abonos químicos para la producción vegetal es su uso principal y esta composición es similar a la de los abonos químicos comerciales que también se caracterizan por su contenido en N, P y K.
Además de estos compuestos el purín almacenado en condiciones muy anaerobias contiene azufre que algunas bacterias pueden utilizar en lugar del oxígeno, produciendo H2S que en altas concentraciones (≥ 250 ppm) es un potente irritante. Las concentraciones elevadas de H2S son más frecuentes cuando el purín se agita en un espacio cerrados y profundo (por ejemplo, una fosa, un tanque, en el interior de una nave...). Las personas expuestas a concentraciones elevadas de H2S pueden desmayarse y dejar de respirar en cuestión de segundos.
Otros gases que pueden estar presentes (CH4 y NH3) no causan incidentes tóxicos súbitos. Sin embargo, CH4 es inflamable y explosivo cuando se encuentra en concentraciones elevadas, y el reciente aumento de casos de espuma en las fosas de purines ha incrementado este riesgo.
Por todas estas razones, los ganaderos se enfrentan al dilema de cómo reducir los efectos nocivos del amoníaco y satisfacer las restricciones medioambientales, a la vez que se garantiza el bienestar y productividad de los animales en la explotación.